Esta Ciudad de México nuestra, es más que un recipiente de contornos permutables, receptora de ciudadanos desconsiderados y excesivos. Esta Ciudad de México es un contenedor de arte magnífico.
No les hablaré de lo que siempre se habla sobre la historia y origen de nuestra urbe, lo que quiero en esta breve nota, es compartirles una de mis muchas experiencias con el arte en esta ciudad. Cosa que sucede con frecuencia en algunos puntos estratégicos.
No les hablaré de lo que siempre se habla sobre la historia y origen de nuestra urbe, lo que quiero en esta breve nota, es compartirles una de mis muchas experiencias con el arte en esta ciudad. Cosa que sucede con frecuencia en algunos puntos estratégicos.
Resulta que esta tarde de sábado caminaba por las calles de la colonia Santa María la Ribera, barrio viejo y hermoso, con contrastes enriquecidos por el paso del tiempo. Las calles se bañaban por los rayos de sol de primavera y la gente caminaba sin empacho por las aceras calientes. Entonces llegué al Kiosko Morisco, punto de reunión y encuentro cultural que a menudo ofrece eventos fortuitos de los más diversos experimentos. Me percaté entonces de la batería y los instrumentos que ya estaban instalados en el centro del kiosko y enseguida me quedé atrapada por la curiosidad de saber quién tocaría. Mi pregunta se resolvió rápido porque distinguí dos inconfundibles figuras; una chica sonriente, de cabello largo y fedora de ala corta y un chico alto y delgado, rubio y con cara de Clint Eastwood ¡¡La Polka Madre!!
Por si aún no los conocen, La Polka Madre es una banda de fusión de géneros gitanos, polka y otros folklores deliciosos. Residen en el DF y aquí crean. Los conocí hace 5 años y los vi por primera vez en otro kisoko, pero en Azcapotzalco…
En fin, la Polka Madre siempre me ha gustado mucho por sus ritmos bailables y sabrosos; por sus acordeones precisos, sus clarinetes melódicos y su armonía buena onda y gitana que le roba un movimiento de cadera a cualquiera. Eso es la Polka Madre para mí y por alguna razón me encuentro con ellos a cada rato (espero que por una cuestión de destino que signifique prosperidad).
Entonces no tuve duda alguna de quedarme a ver qué tocarían esta vez y cómo lo harían. Noté su alineación engrandecida por más instrumentos de sonidos bajos, cosa que disfruté y que me emocionó. Fueron un par de canciones las que tocaron para grabar un poco y también, para poner a todos a mover el cuerpo. No me cabe duda de que, como yo, mucha gente se llevó una grata sorpresa al encontrarse a esta gran banda en el kiosko y tampoco me cabe la duda de que, todos nosotros, quisiéramos que ese tipo de sorpresas azarosas, sucedieran con más frecuencia.
Pero no es mentira lo que dicen muchos; están cosas sí suceden. Actualmente existen tantas instituciones, tantas asociaciones civiles, tantos proyectos y tantos artistas que todos de alguna forma buscan (y buscamos) dar a conocer su trabajo en todos lados y una de las mejores formas es llevándolhttp://www.youtube.com/watch?v=5jzY3gbl8sM
as a lugares públicos y de paso común. No todo se encuentra en los foros, la Ciudad misma da a luz los proyectos y las ideas artísticas, y los cría en sus calles. Eso es algo que muchas veces no se nota pero que es bien importante observar, ya que muchas joyas brillantes se pueden encontrar así, así como yo encontré a la Polka.No es sólo un halago a la banda, en realidad es un halago a lo que nuestra ciudad, llena de arte y energías puede ofrecernos y que podemos recibir con gratitud, y por gratitud me refiero a respetar y cuidar estos nuestros espacios públicos; estas nuestras calles, estas nuestras plazas, estos nuestros pisos, estos nuestros ambientes que compartimos y que si, abrimos nuestros receptores, podemos sacar mucho jugo de ellos.
La ciudad nos está regalando arte, regalémosle nuestro amor.
La ciudad nos está regalando arte, regalémosle nuestro amor.
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